Efectos de la radiofrecuencia facial para tu piel
Presentado como un tratamiento de rejuvenecimiento, la radiofrecuencia facial permite tensar la piel del rostro sin la necesidad de pasar por cirugía, logrando un efecto lifting que se prolongará durante varias semanas.
Usos y beneficios de la radiofrecuencia facial
La radiofrecuencia utiliza radiación electromagnética que es capaz de penetrar en la piel, calentando el tejido subcutáneo hasta alcanzar los 40 grados. Todo ello provoca que las fibras de colágeno y elastina se puedan contraer y estimular la producción de nuevas fibras en un efecto conocido como la colagenogénesis, dando lugar a una piel con menos arrugas.
La radiofrecuencia facial es capaz de recuperar la elasticidad de antaño en la piel de nuestro rostro, rejuveneciendo los tejidos cutáneos desde la raíz. Tal resultado se debe al efecto vasodilatador del propio calor, que puede llegar a favorecer el aporte de nutrientes que precisa nuestro organismo. Este resultado puede durar entre unos tres y seis meses aproximadamente, por lo que es preciso someterse a sesiones periódicas.
Con la radiofrecuencia facial también es posible acelerar la pérdida de grasa, siendo un tratamiento de lo más eficaz para minimizar la flaccidez o la presencia antiestética de arrugas.
Para llevar a cabo este tratamiento, se hace uso de un generador de energía de radiofrecuencia con un cabezal que se aplica directamente sobre la zona tras utilizar una crema. Igualmente, antes de iniciar el tratamiento, con el objeto de eliminar la grasa acumulada en la superficie cutánea o restos de suciedad que podrían obstaculizar el propio tratamiento, se lleva a cabo una limpieza facial completa. La persona podrá experimentar una agradable sensación de calor.
El generador de energía de radiofrecuencia se aplica sobre la zona envejecida con un gel, generando así temperaturas elevadas como hemos comentado anteriormente. Dependiendo del tratamiento que precises, para los usos de la radiofrecuencia facial se pueden emplear muy diferentes clases de equipos como, por ejemplo, un tonificador anticelulítico, masajeadores, estimuladores y tonificadores faciales. Los resultados que se puede conseguir con estos equipos se reflejan tanto en la dermis como en la epidermis, mientras que en la capa celular subcutánea es menos frecuente.
Cuando los tejidos alcanzan la temperatura apropiada se logra la contracción inmediata de la propia piel, remodelación de las fibras de colágenos existentes, estimulación de los fibroblastos, capaces de generar fibras de colágeno nuevas, así como calentamiento del tejido graso.
No hemos de olvidar que el colágeno es un ingrediente fundamental para ofrecer tersura y firmeza a la piel. Se trata de una proteína contenida en la piel que con el tiempo se va deteriorando, especialmente a partir de los 30 años de edad. Dicha proteína se localiza entre la epidermis y los propios músculos, constituyendo el 30% del total proteínico del cuerpo humano, por lo que su presencia es determinante para el estado de la piel, tanto del rostro como del cuerpo. Para compensar su pérdida, hemos de ofrecer un aporte complementario con el que mejorar nuestra salud cutánea.
Por otro lado, resulta esencial para aumentar la producción de elastina, que será ideal para mantener la estructura de la piel. Es muy importante conservarla flexible y en perfectas condiciones, dado que un descenso en los niveles de elastina podría conducir al envejecimiento cutáneo. Cuando nuestra piel recibe un aporte de esta proteína, la apariencia de nuestro rostro mejora notablemente, dando lugar a una piel mucho más elástica y resistente.
¿Qué os parece la radiofrecuencia facial para mejorar la salud y estética de vuestra piel? Animaos y contadnos vuestra experiencia. Nos encanta escuchar vuestra opinión.
Via | cosasdesalud.es